Premio Nobel de la Paz a los marchistas del TIPNIS / Nobel Peace Prize to the TIPNIS marchers

  • by: Andres Ortega T
  • recipient: Parlamento de Noruega / Norwegian Parliament

Porque defiende al parque nacional más importante de Bolivia /

Because defending the most important national park in Bolivia

La Paz,  Bolivia,    de julio de 2012 

 

Honorable señor

Dag Terie Andersen

Presidente del Parlamento del Reino de Noruega

 Oslo.

 

Honorable señor Presidente:

 

Los que suscribimos esta carta, nos dirigimos a usted y, por su intermedio, a los miembros del Comité  Nobel  Noruego del Parlamento que usted preside,  para someter a su consideración la postulación al Premio Nobel de la Paz, de los pobladores del Territorio Indígena  Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS), ubicado en  el centro de Bolivia, quienes, con notable moderación y espíritu  pacífico,  han venido pidiendo  que se preserve lo que el naturalista francés Alcide D‘Orbigny, en julio de 1832, llamó “la selva más hermosa del mundo”, ahora amenazada por el trazo de una proyectada carretera que se pretende construir, cruzando por el medio de esta excepcional y hasta ahora bien preservada reserva natural, que constituye patrimonio natural de todos los bolivianos

 

El área protegida del TIPNIS tiene una extensión de dos millones doscientas mil hectáreas de selva tropical en la zona amazónica de Bolivia. La habitan 15 mil indígenas pertenecientes a los pueblos originarios mojeño, chimán y yuracaré, que subsisten dedicados a sus labores agrícolas, a la pesca y, participado tambien –en forma limitada, por cierto- en un incipiente turismo en la región.

 

El 15 de Agosto de 2010, los indígenas, ante la falta de atención de las autoridades gubernamentales para  discutir sus planteamientos, organizaron  la VIII Marcha  –en años pasados, por otros temas hubo otras-, estas Marchas estuvieron integradas por cerca de mil personas, entre hombres, mujeres y hasta niños, que caminaron más de seiscientos kilómetros hacia la sede de gobierno, la ciudad de La Paz.

 

La Octava Marcha en DEFENSA del TIPNIS, que desenmascara un discurso presidencial de preservación y conservación del medio ambiente, a la fecha desconocido y que  pretende vulnerar los espacios de habitat de los Indígenas con la construcción de la Carretera, que atraviese el corazon del Parque, las objeciones parten desde la falta de estudios de impacto ambiental, entre otras y teniendo  varias  posibilidades en la construcción de la carretera, que una el Departamento de Cochabamba con el Beni.

 

Fueron  cerca de 610 km. en la que los Marchistas sufrieron presiones, chantajes y acusaciones de parte de funcionarios del gobierno; un bloqueo de caminos y amenazas de los colonizadores; una brutal y cobarde represion de los efectivos policiales; una campaña millonaria gubernamental en contra de los indígenas en varios medios de comunicación. Los objetivos o el objetivo de la Marcha nunca fue politico, pese a eso  los integrantes de la columna de marchistas sufrieron el hostigamiento de hordas organizadas y aleccionadas por el régimen gubernamental.

El 25 de Septiembre de 2011, en Yucumo quedará por siempre escrito, porque nunca antes habían sido reprimidos de manera tan cruel y sañuda como lo hicieron los efectivos policiales que tenían órdenes superiores de desarticular la Marcha, deteniendo dirigentes, trasladando por la fuerza a los marchistas hasta sus lugares de origen e incluso haciendo desaparecer algunos. Esto causó revuelo e indignación en la ciudadanía. Lo que mas duele hasta ahora, es que el gobierno antes de esclarecer este caso, identificado y sancionando a los autores materiales e intelectuales de la represión, los protege y existe una total impunidad.

 

Sin embargo, a pesar de que en la represión algunos dirigentes fueron amarrados, maniatados y amordazados; los niños pisoteados y perdidos en el monte; las mujeres ultrajadas y arrastradas de los cabellos y los hombres golpeados sin piedad,  las  fuerzas se incrementaron por que la marcha se convirtió en un movimiento a nivel nacional e incluso en una demanda internacional.

 

Los mas de mil marchistas que iniciaron al principio y que fueron creciendo día a día, se convirtieron en un verdadero ejército, el cual no respondió a la violencia con violencia, pudo rearticularse la marcha, pese a la brutal represión, y seguir caminando hacia la sede de gobierno.

 

En su trayecto atravesaron, llanos, sabanas, ríos, zonas tropicales, nevados para cruzar la Cumbre y llegar a la sede de gobierno. Para los indígenas que están acostumbrados a vivir en zonas calidas y a nivel del mar es muy complicado machar por lugares frígidos y elevados, para vencer los más de 600 km de recorrido, lo más importante fue la solidaridad de los pueblos yuracaré, chiman. Moxeño, trinitario, tacana, chacobo,  chiquitano, guarayo, guaraní, moseten, ignaciano, siriono, lecom mivima, yuki y otros de tierras bajas con los hermanos aymaras y quechuas de tierras altas.

 

El día que ingresaron a la sede de gobierno, no pudieron contener sus lágrimas, ni marchistas, ni ciudadan&iacu

La Paz,  Bolivia,    de julio de 2012 



 



Honorable señor



Dag Terie Andersen



Presidente del Parlamento del Reino de Noruega



 Oslo.



 



Honorable señor Presidente:



 



Los que suscribimos esta carta, nos dirigimos a usted y, por su intermedio, a los miembros del Comité  Nobel  Noruego del Parlamento que usted preside,  para someter a su consideración la postulación al Premio Nobel de la Paz, de los pobladores del Territorio Indígena  Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS), ubicado en  el centro de Bolivia, quienes, con notable moderación y espíritu  pacífico,  han venido pidiendo  que se preserve lo que el naturalista francés Alcide D‘Orbigny, en julio de 1832, llamó “la selva más hermosa del mundo”, ahora amenazada por el trazo de una proyectada carretera que se pretende construir, cruzando por el medio de esta excepcional y hasta ahora bien preservada reserva natural, que constituye patrimonio natural de todos los bolivianos



 



El área protegida del TIPNIS tiene una extensión de dos millones doscientas mil hectáreas de selva tropical en la zona amazónica de Bolivia. La habitan 15 mil indígenas pertenecientes a los pueblos originarios mojeño, chimán y yuracaré, que subsisten dedicados a sus labores agrícolas, a la pesca y, participado tambien –en forma limitada, por cierto- en un incipiente turismo en la región.



 



El 15 de Agosto de 2010, los indígenas, ante la falta de atención de las autoridades gubernamentales para  discutir sus planteamientos, organizaron  la VIII Marcha  –en años pasados, por otros temas hubo otras-, estas Marchas estuvieron integradas por cerca de mil personas, entre hombres, mujeres y hasta niños, que caminaron más de seiscientos kilómetros hacia la sede de gobierno, la ciudad de La Paz.



 



La Octava Marcha en DEFENSA del TIPNIS, que desenmascara un discurso presidencial de preservación y conservación del medio ambiente, a la fecha desconocido y que  pretende vulnerar los espacios de habitat de los Indígenas con la construcción de la Carretera, que atraviese el corazon del Parque, las objeciones parten desde la falta de estudios de impacto ambiental, entre otras y teniendo  varias  posibilidades en la construcción de la carretera, que una el Departamento de Cochabamba con el Beni.



 



Fueron  cerca de 610 km. en la que los Marchistas sufrieron presiones, chantajes y acusaciones de parte de funcionarios del gobierno; un bloqueo de caminos y amenazas de los colonizadores; una brutal y cobarde represion de los efectivos policiales; una campaña millonaria gubernamental en contra de los indígenas en varios medios de comunicación. Los objetivos o el objetivo de la Marcha nunca fue politico, pese a eso  los integrantes de la columna de marchistas sufrieron el hostigamiento de hordas organizadas y aleccionadas por el régimen gubernamental.



El 25 de Septiembre de 2011, en Yucumo quedará por siempre escrito, porque nunca antes habían sido reprimidos de manera tan cruel y sañuda como lo hicieron los efectivos policiales que tenían órdenes superiores de desarticular la Marcha, deteniendo dirigentes, trasladando por la fuerza a los marchistas hasta sus lugares de origen e incluso haciendo desaparecer algunos. Esto causó revuelo e indignación en la ciudadanía. Lo que mas duele hasta ahora, es que el gobierno antes de esclarecer este caso, identificado y sancionando a los autores materiales e intelectuales de la represión, los protege y existe una total impunidad.



 



Sin embargo, a pesar de que en la represión algunos dirigentes fueron amarrados, maniatados y amordazados; los niños pisoteados y perdidos en el monte; las mujeres ultrajadas y arrastradas de los cabellos y los hombres golpeados sin piedad,  las  fuerzas se incrementaron por que la marcha se convirtió en un movimiento a nivel nacional e incluso en una demanda internacional.



 



Los mas de mil marchistas que iniciaron al principio y que fueron creciendo día a día, se convirtieron en un verdadero ejército, el cual no respondió a la violencia con violencia, pudo rearticularse la marcha, pese a la brutal represión, y seguir caminando hacia la sede de gobierno.



 



En su trayecto atravesaron, llanos, sabanas, ríos, zonas tropicales, nevados para cruzar la Cumbre y llegar a la sede de gobierno. Para los indígenas que están acostumbrados a vivir en zonas calidas y a nivel del mar es muy complicado machar por lugares frígidos y elevados, para vencer los más de 600 km de recorrido, lo más importante fue la solidaridad de los pueblos yuracaré, chiman. Moxeño, trinitario, tacana, chacobo,  chiquitano, guarayo, guaraní, moseten, ignaciano, siriono, lecom mivima, yuki y otros de tierras bajas con los hermanos aymaras y quechuas de tierras altas.



 



El día que ingresaron a la sede de gobierno, no pudieron contener sus lágrimas, ni marchistas, ni ciudadanía, lagrimas de emoción porque los indígenas del país lograron unir a todos los sectores sociales, a todas las edades, a todas las religiones, a todos los colores, a todas las culturas, a todos los bolivianos y bolivianas con una sola causa: el Tipnis somos todos.



 



 La marcha llegó a La Paz,  siendo recibida por cientos de miles de ciudadanos que aclamaron a los indígenas,  reconociendo su esfuerzo y, sobre todo, su determinación de evitar el conflicto, el enfrentamiento y la violencia.



 



Los pasos de los Marchistas y de los millones de bolivianos tuvieron sus frutos en la promulgación de la Ley 180 de Protección del TIPNIS, que lamentablemente el gobierno ahora desconoce por los compromisos electorales con los productores de coca, y los compromisos con transnacionales y sectores empresariales.



 



El gobierno que financio una nueva marcha con los indígenas y cocaleros del CONISUR, imponieron una nueva ley, la Ley 222, supuestamente de consulta previa, cuando en el proyecto de la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos, ya existía un financiamiento, y un contrato con una empresa constructora, por estas razones que no el termino de “previa” es pura demagogia.



 



En este sentido, los indígenas del país nuevamente se reunieron con carácter de emergencia y acordaron la movilización de la IX MARCHA, dispuestos a hacer respetar la Madre Tierra, la Ley 180, la nueva Constitución Política del Estado y sus derechos.



 



La IX Marcha tenía programado salir el 25 de abril desde la comunidad de Chaparina donde el 25 de septiembre fueron reprimidos por la policia, pero debido a bloqueos organizados por autoridades y simpatizantes del gobierno en la comunidad San Ignacio de Moxos, que no les permitía llegar al punto de concentración, no partieron ese día y tampoco del lugar previsto.



La IX Marcha Indígena partió con 500 marchistas de diferentes pueblos afiliados a CIDOB, a horas 16:30 del viernes 27 de abril desde la ciudad de Trinidad, departamento del Beni, con destino a La Paz,



Todos los marchistas con la convicción de que lo más importante es defender su territorio y no permitir que la carretera atraviese el corazón del TIPNIS. Asimismo esperando que el Presidente del Estado Plurinacional Sr. Evo Morales atienda sus demandas y principalmente la anulación de la Ley 222 que pretende llevar adelante la consulta para la construcción del tramo II de la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos y que respete la Ley 180 de Protección al TIPNIS que firmará cuando la VIII Marcha Indígena llegó a la ciudad e La Paz  el pasado año 2011.



Los marchistas iniciaron la marcha en medio de un clima frio y con llovizna, quienes recorrerán 20 km hasta llegar a Puerto Varador, lugar donde pasarán la noche.  Nuevamente miles de pies empezaron la caminata hacia la sede de gobierno, cinco cartas se enviaron a lo largo de los 62 dias de caminata, solicitando el dialogo con el gobierno, solo recibieron de respuestas, descalificaciones para los lideres, negativas, y chantajes, aun así con la moral intacta los indígenas siguieron caminando.



En este trayecto sufrieron las inclemencias del tiempo desde el inicio, ya que en su región bajaron las temperaturas y las lluvias castigaron fuertemente a la columna de la Marcha, se realizaron vigilias ciudadanas, para recolectar carpas y ropa abrigada, todo el pueblo Boliviano estuvo presente con sus donaciones.



 



La marcha que preveía llegar a la comunidad Fátima de Moxos tuvo que acampar en la estancia Cafetal (ubicada a tres kilómetros de esta comunidad) porque el corregidor simpatizante del gobierno no aceptó recibirla.



El primer obstáculo fue el bloqueo que en San Ignacio se llevaba adelante, región sometida al régimen de gobierno, que no dejó pasar a la columna de la Marcha por el pueblo, y como en épocas dictatoriales, acordonaron la entrada con alambres de púas, la Marcha ante la negativa del ingreso, y temiendo nuevas represiones, bordeo el pueblo y camino por la “circunvalación”, aún con la presencia de policías, y el Viceministro de Régimen Interior, no pudieron garantizar el paso de la Marcha por San Ignacio. La columna de la Marcha logró pasar San Ignacio de Moxos, y para evitar confrontación decidieron seguir su curso por la circunvalación de manera silenciosa, pese a las agresiones verbales que sufrieron durante su paso por San Ignacio, de parte de los bloqueadores y continúan su recorrido hacia Puerto San Borja que se encuentra a 23 Km de distancia de San Ignacio de Mojos.



En la ciudad de Cochabamba, se iniciaba la reunión de oficial de la OEA, para lo cual los Indígenas solicitaron audiencia con el Presidente Sr. Insulza, la  misma fue aceptada, pero al momento de llevarse al audiencia, los líderes indígenas tuvieron nuevamente que enfrentarse con la Policía, quienes no permitían su ingreso a la mencionada audiencia.



 



La Marcha soporto, las inclemencias del tiempo y las intolerancias de muchos pueblos, pero también recibió el apoyo y la solidaridad de muchos otros, prueba de ello fue su entrada ya a territorio paceño, cuando Caranavi, pese a las amnezas de los milicianos oficialistas, la comunidad se volcó a recibirlos, este recibimiento, marcó, la caminata por el estrecho mas crudo para la columna de la Marcha, empezar a subir la cordillera, con temperaturas de bajo cero.



 



Al llegar a Urujara, con un temperatura de  10 grados bajo cero, decidieron pernoctar mas de un dia de lo planeado, ya que en la ciudad de La Paz, el motín policial venia desarrollándose, y ante los discursos del gobierno de posible golpe de estado, los Indígenas prefirieron esperar que este problema se ha resuelto antes de entrar a la sede de gobierno.



 



Al ingreso a La Paz el 27 de Junio, el recibimiento fue tan apoteósico como el recibimiento de la VIII Marcha, la ciudadanía se volcó, a las calles, y brindo su apoyo y solidaridad a los Marchistas, que llegaban enfermos, cansados, muchos de los niños y ancianos fueron evacuados a centros de salud.



 



El gobierno para el mismo día había citado a sus movimientos de apoyo, los llamados “Ponchos Rojos” quienes se apostaron en el camino por donde iba a pasar la columna en su descenso hacia el centro de La Paz, en su camino los ponchos rojos hostigaron a cuanto transeúnte se le paraba delante, frente a esto, la columna, decidió desviar su trayecto para evitar enfrentamientos.



 



La columna de la Marcha solicito el ingreso a la Plaza Murillo, la cual fue negada y nuevamente sufrieron el acoso policial y las agresiones de milicianos oficialistas, los represores con el uso de gases y vehículos hidrantes, pese a no ser provocados, nuevamente se empeñaron en una brutal represión, pese a que no fueron provocados, pues los indígenas siguieron  con  su férrea determinación  de evitar la violencia que nada construye.  Aun hoy,  con inmenso sacrificio e incólume espíritu pacifico,  persisten en su pedido,  hasta ahora no atendido.

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